La violación no es un acto sexual

El miércoles vuelvo a casa después de un precioso puente de desconexión con amigues. Comienzo a ponerme al día sobre lo acontecido en este tiempo y encuentro esta noticia: "Detenido en Igualada un preso de permiso por secuestrar, violar e intentar matar a una chica" Al momento mi mente relaciona esta noticia con una entrada que yo misma escribí hace unos meses para este blog: "La mente de la violada" En esta entrada hablo acerca del SAC un programa especializado para los presos que han cometido delitos sexuales en el que este recluso estaba participando.

La primera pregunta que me hago al ahondar en este tema es: ¿cuál es realmente el porcentaje de reincidencia en este programa? A lo que me responde un artículo del periódico "La vanguardia" (Aquí) solo un 6% de los presos que se someten a este programa vuelven a violar, mientras que los presos que no se someten al programa reinciden en un 31,8% de los casos.
Parece un porcentaje aceptable, un 94% de las personas que realizan este programa no reinciden y un 68,2% de los que no se someten al tratamiento tampoco. Está bien ¿no?
Y una mierda. 
Parémonos a tener en cuenta la cantidad de mujeres que son violadas y nunca se atreven a denunciar, las violaciones que muchas no consideran -como, por ejemplo, las que ocurren en las parejas-. Si tenemos esto en cuenta, podemos pensar que, realmente esos porcentajes no tiene por qué ser reales, y aunque lo fueran, ya tenemos suficiente con tratar con los violadores que no han ido a la cárcel, como para encima tener que preocuparnos de esos hombres que ya han cumplido condena y al salir, siguen abusando de nosotras.

La siguiente pregunta es: según este programa por qué violan los hombres y por tanto, cómo abordan el problema.
Lo primero es entender que la violación no es un acto sexual, es decir, los hombres no violan por una necesidad hormonal. La violación es una agresión relacionada con la necesidad de sentir poder. Una violación se produce cuando un hombre considera a la mujer un objeto, el cual puede poseer donde, cuando y como quiera.
Por este motivo el trabajo del programa se centra en módulos psicoeducativos y terapéuticos (empatía hacia la víctima, autocontrol, educación afectivosexual, asertividad, etc.)
A grandes rasgos parece que el programa se centra en lo importante, una reeducación del violador, para que deje de sexualizar u objetivizar a la víctima. Entonces ¿qué está pasando? Seguiré defendiendo que el problema real es que, estamos reinsertando a estas personas en una sociedad patriarcal que sigue viendo a la mujer como un objeto.

Tal y como he dicho arriba la violación no es un acto sexual, por lo que a mi parecer, tratar a los violadores con castraciones químicas es tan útil como tomar antidepresivos sin una terapia psicológica paralela.
Es un error pensar que la violación solo es un pene introduciéndose por alguno de los orificios de otra persona, por lo que hacer que el deseo sexual desaparezca en un violador es inservible ya que en primer lugar no viola por deseo sexual y, en segundo lugar hay muchas formas de violar sin usar la polla.

Lo que realmente necesitamos es que no exista ni el SAC, ni la castración química. Lo que realmente necesitamos es una sociedad feminista que eduque a todos los hombres de nuestro entorno en que somos personas y por tanto no se nos puede poseer de ningún modo.
Si tenemos que contentarnos con algo por ahora, diré que el SAC no es un mal sistema aunque, como canta el valioso refranero popular "mejor prevenir que curar".
Pitusa

Comentarios

Entradas populares