Ignoramos nuestra verdadera estatura hasta que nos ponemos en pie.

¿Son las revoluciones algo del pasado?
Surge esta pregunta cuando echamos la vista atrás y vemos a grandes mujeres como Olimpia del Gouges, Poulain de la Barre, Sojourner Truth, Simone de Beauvoir o Betty Friedan junto con otras muchas compañeras, alzar el movimiento feminista incluso en sus momentos más frágiles. Si algo hemos aprendido revisando los pasos de aquellas a las que hemos de respetar porque aunque el conocimiento sea más amplio a día de hoy, son las que nos hicieron llegar a este punto del movimiento; es que la cuna varonil de la sociedad siempre se muestra reacia a escucharnos. Es por ello que debemos alzar la voz en todos los ámbitos de nuestra vida.
Muchos dirán que las motivaciones feministas actuales son insignificantes en comparación a las grandes luchas por el derecho al voto o la legalidad del aborto que abarcaban las “verdaderas” feministas . Sin embargo no debemos quedarnos en el análisis superficial de esa época, en verdad, no lo hemos hecho. Más allá de lo económico, lo social y lo político existe nuestra individualidad. Como personas conscientes y dueñas de nuestros actos hemos sabido analizar nuestra situación en relación con nuestro género. Hemos sabido detectar unos puntos clave que nos han hecho comprender el por qué de nuestra situación (véanse definiciones como: patriarcado, heternormatividad, relación opresor-oprimido…) y es por ello que nos encontramos en un momento crítico del feminismo.
Las redes sociales han causado un efecto devastador para todas aquellas pautas dictadas por un grupo privilegiado, pues ahora el oprimido tiene de su mano la crítica a dichas pautas desde diferentes perspectivas. La comparación de información, los debates y las explicaciones de numerosas mujeres, negras, lesbianas, trans, pobres, neurodivergentes, gordas, etc han conseguido que por fin exista una red comunicativa instantánea que crece en argumentos y personas. Y no solo eso, si no que también crece la autocrítica y las responsabilidades sociales de cada individuo al estar en continua exposición a correcciones por parte de personas más formadas.
Ha crecido la diversidad, ya no concebimos el feminismo como la que ahora parece la simple idea de que hombre y mujer sean iguales en todos los ámbitos de la vida. No. El feminismo actual es mucho más. Las personas transgénero, y con ellas el transfeminismo despegan en esta 3º ola. Los género son más que binarios y las experiencias múltiples. En estas pequeñas encuestas podemos ver reflejado un pequeño porcentaje de ciberactivistas del colectivo trans:





Un 39% afirma no pertenecer a ninguno de los espectros de los géneros binarios HOMBRE-MUJER, es decir, su género no está marcado por unos roles y por lo tanto escapa a las convicciones tradicionales. Entre estos géneros se encuentran: género fluído, agénero, bigénero, trigénero, pangénero, etc.
Un 14% afirma haber perdido muchos amigos después de haberse mostrado en público como persona trans, lo que nos da a pensar, junto al 54% que no se lo han dicho a sus adres, que a esta rama del feminismo le queda mucho camino por avanzar hasta ser aceptado por una mayoría social.
Es por ello que insistimos tanto en esa palabra sin la cual el feminismo no es nada: SORORIDAD, que a veces nos queda corta al querer expresar que no es necesario dejar a alguien en ridículo para atacar a sus ideas con el fin de destruirlas si estas perpetúan el malestar de algún colectivo o género oprimido. Tampoco lo es para debatir con una compañera sobre un tema concreto o señalar una actitud machista a una alienada. Sororidad es compañerismo, es entenderse y defenderse las unas a las otras frente a un enemigo común. De la mano de la sororidad va el activismo y por medio de la palabra, cada vez más firme, alcanzamos una difusión mayor en beneficio del movimiento. Tenemos poder en nuestras mentes y en nuestros discursos, pero no por ello debemos adormecer el deseo insaciable de gritar. Actuaciones como las de FEMEN en señal de protesta por la reforma de la ley del aborto de 2010, deberían ser lo común en cuanto nos amenazan con quitarnos lo que tantos años nos ha llevado conseguir.
¡Debería ser propósito de cualquiera persona oprimida aumentar continuamente su formación, a la vez que comparte sus conocimientos y sale a la calle, gritando, protestando y reclamando sus derechos!
Si bien hay personas a las que les gustaría y por falta de medios, capacidad, o enfermedad (física o mental) no pueden, también existe una gran masa de individuos con poco o nulo interés en cambiar la sociedad pese a que con sus actuaciones no hagan más que echarse piedras a su propio tejado. Es también propósito de cualquier persona con la posibilidad de realizar activismo proporcionar a esas personas la información que quizás les falte para pasar a la acción.
Para acabar incitando a la revolución personal y social cito a Emily Dickinson:
"Ignoramos nuestra verdadera estatura hasta que nos ponemos en pie"

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