Carta a mi violador

Quizá ni siquiera sabes por qué te escribo esto, lo más probable es que cuando me leas me tomes por loca, pienses que exagero, quizá seas tan cabrón como para negarlo. Sí, lo más probable es que así sea.

Durante años he intentado no culparte pensando en que todo lo que me hiciste no era más que una proyección de lo que te hacían a ti en casa, de lo que tu madre hacía contigo. ¿Qué nos habría deparado el futuro si tu padre no se hubiera muerto en aquella moto?...
Durante mucho tiempo sentía pena por ti, durante mucho tiempo sentí que tu y yo eramos iguales, sentíamos lo mismo, sufríamos lo mismo pero, ¿sabes cual es la diferencia? yo no le jodí la vida a nadie más, yo no seguí repartiendo misera.

Quizá aún quieras hacer como que no sabes de qué hablo. Hablo de que me violaste, hablo de que abusaste de mi, tu prima pequeña, esa prima a la que decías querer por encima de todas las cosas, esa prima que todos creían que cuidabas como a tu vida. Sufrí tus abusos durante 8 largos años, en silencio. Pero aún así, cada noche rezaba porque no estuvieras haciendo lo mismo con tu otra prima pequeña, porque cada noche rezo por haber sido la única persona que calló en tus manos de violador. Por haber sido la única a la que le hiciste esto.

Aún me pregunto por qué, por qué no me dejabas tranquila cuando te daba patadas para que me soltaras, por qué no me dejabas cuando te decía que no, cuando te arañaba, te mordía, te golpeaba, cuando me retorcía y gritaba. Aún no entiendo por qué me elegiste a mí, quizá porque era la más pequeña, la más fácil de manejar, de manipular, quizá porque con una mano eras capaz de agarras mis brazos y con la otra podías abrir mis piernas.

Se que ahora tu cara es de incomprensión, intentas que tu mente bloquee los recuerdos en los que te ves masturbándome, obligándome a hacerte felaciones o follándome, las imágenes en las que fuerzas los pestillos del baño para obligarme a masturbarte, las imágenes en que, en público, haces parecer que me tocas el culo pero realmente tocas todo mi coño. Aún me culpo por no haber tenido la fuerza para arrancarte de entre mis piernas.

Mientras tu sigues negandote que todo esto ocurriera y comienza tu cabilación sobre mi locura yo voy a contarte cómo me has jodido la vida.
He pasado toda mi infancia con problemas para las relaciones sociales, no confiaba ni en mi propia sombra, lo cual llevó a acoso escolar y soledad, mucha soledad. Con el comienzo de mi adolescencia me daban asco los hombres (al menos gracias a eso descubrí mi bisexualidad) pero aún a día de hoy, en algunas ocasiones el simple hecho de ver un pene, tocarlo me desencadena un ataque de ansiedad. Las pesadillas son a mis noches como el colacao a la leche, noche si noche también me levanto entre sudores por pesadillas horribles que no me dejan respirar, la mayoría recuerdos de violaciones, o simplemente sueños que implican el abuso de alguna persona. Lloro, tiemblo y grito en sueños, me da pánico dormir en casa ajena por si monto algún cirio en mitad de la noche, aparte que dormir en una casa que no es la mía me produce una inseguridad terrible, soy incapaz de dormir con las piernas separadas, me da miedo que entre la oscuridad aparezcas y me hagas daño (aunque algunas veces esto también me ocurre en mi propia casa). La relación con mi familia tiene siempre ese tono amargo de fondo, ese tono de rabia porque nadie hizo nada por defenderme porque esto es un secreto a voces porque tú te encargaste de que todo pareciera cariño cuando realmente no eran más que abusos y dolor, joder lo hiciste tan bien que hasta yo lo creía.

Podría pasar horas, días diciéndote todo el daño que me hiciste pero, por alguna razón creo que eso es darte un gusto que no te mereces, prefiero decirte cómo ahora tomo las riendas de mi vida, cómo ahora yo mando, prefiero hacerte saber que ya nunca más seré tu posesión, porque he aprendido que ahora soy mía y de nadie más, he aprendido que no vas a volver a tocarme, ni siquiera me vas a mirar sin que yo lo desee, no eres más que un gusano que se puede matar de un simple pisotón. Ganaste una batalla pero la guerra, la guerra la venceré yo.

Pitusa

Comentarios

Entradas populares