Mi nueva casi empoderada forma de vida

Conocer el feminismo ha significado para mí gran cantidad de cambios. Mi forma de pensar ha cambiado, mi forma de actuar ha cambiado, mi forma de afrontar los conflictos y problemas ha cambiado y, lo más importante, mi forma de ver y analizar en mundo ha cambiado. En concreto una de las que considero mis mayores virtudes se ha visto implicada de lleno con el feminismo, esta virtud es la de la observación y el análisis.
Siempre me he caracterizado por ser una persona poco superficial, con una tendencia casi inevitable al análisis de todas las personas y situaciones que me rodean en la vida. Es desde hace un tiempo que esta capacidad se ha visto muy complementada con una nueva visión feminista que he ido desarrollando y es por ello que ahora soy incapaz de vivir sin verter esta forma de pensar en mi día a día.
Esto es en gran medida satisfactorio para mí misma, ya que cada vez siento que mi deconstrucción se produce de manera más rápida, que cada vez tengo menos problemas para reconocer situaciones o actitudes en las que el machismo está presente (en casi todas, he de decir), que cada vez soy más tolerante en ciertos temas y muchísimo más intolerante en otros (machismo, racismo, homofobia, transfobia y un largo etc.).
Por otro lado, he de decir que esta nueva forma de vida que me acompaña también ha causado cierto sufrimiento en mí, me explico: ahora soy casi incapaz de mantener una conversación fluida con un grupo de personas sin rebotarme en algún momento al comprobar el tono machista que puede darse en esta- Ahora soy capaz de darme cuenta de que si voy a jugar un partido de baloncesto con un grupo de amigues se nos va a pasar menos el balón a mi compañera y a mí, por el mero hecho de ser mujeres y aunque estemos demostrando que jugamos tan bien o incluso mejor que los hombres (cis) y no estoy segura de saber hasta qué puntos ellos son conscientes de este abuso o esta opresión, como queráis llamarlo.
También ahora tengo más conflictos con mi pareja y amigues a la hora de explicar por qué ciertas cosas son machistas o por qué ciertas cosas son transfóbicas, por qué ejercemos opresión sobre ciertos colectivos o sobre ciertas maneras de llevar a cabo nuestra lucha. He de decir también que dentro de las discusiones a veces consigo convencer de mis ideas y eso siempre es motivo de alegría para mí, ya que me hace sentir más segura y convencida de que lo que hago es necesario.
Al mismo tiempo que digo y afirmo que el feminismo ha causado momentos de ira, dolor y tristeza en mí, puedo decir que esta lucha me ha dado la fuerza que venía necesitando desde hace mucho tiempo para afrontar a mis opresores. Ahora siento que soy capaz de enfrentarme a quien intenta hacerme sentir culpable por motivos que no me pertenecen, a quien intenta doblegarme, a quien intenta someterme, en definitiva, a quien intenta maltratarme. Y desde aquí puedo decir que gracias a la terapia psicoanalítica que sigo desde hace ya casi dos años combinada con esta lucha, ahora soy una persona absolutamente nueva, diferente y algo más empoderada. Por todo esto y muchas cosas más que se quedan preparadas para otras entradas, sólo puedo decir: GRACIAS a todas las personas que me acompañáis y apoyáis en esta aventura (en especial a Alberto, Andrea y mis queridas Sisters) y GRACIAS a todas esas mujeres que habéis luchado por mí y por absolutamente todas mis compañeras.

Estoy convencida de que muches de vosotres, compañeres, os sentiréis identificades con estas palabras, por ello os invito a completar esta experiencia en la caja de comentarios con los cambios que vosotres mismes habéis experimentado o estáis experimentando al participar en este movimiento tan bonito, tan sano y tan necesario.



Claurótica.