Carta a mi misma.
“Psst Psst” se oye a lo lejos, mucho menos
lejos de lo que me gustaría. Algún patán cree ser un “caballero” y necesita
expresarlo a los cuatro vientos. Seguramente no sea uno, más bien varios, casi
siempre van en manada.
Te miran, de arriba abajo, volviéndote
indefensa y despersonalizada en tan solo unos segundos. Te dicen groserías que
en su cabeza suenan a bellos halagos. Te agreden, sí, te agreden, aunque para
ellos sólo seas una exagerada. Se hinchan como pavos, se contonean en una
especie de ritual aprendido desde edades muy tempranas, e intentan “camelarte”.
Para ellos son sólo piropos, necesitan dar su opinión sobre todo, y en voz
alta, pues de esa forma sienten que asientan su virilidad. De esa forma, sin
querer o queriendo, reproducen una estructura desigual, dejan claro cuál es su
sitio.
Y tú callas, aceleras el paso y callas. Te
sonrojas sin poder evitarlo y eso sólo los enorgullece más. De repente el
corazón palpita en la garganta, aunque ese no sea su lugar. O tragas saliva
fuerte e intentas responder, tartamudeante, con el corazón todavía en la
garganta, dejando poco hueco para respirar.
Y doblas la esquina, como intentando dejarlo
todo atrás. No es la primera vez, ni siquiera la primera del día, pero todas
duelen igual. La sensación de rabia y de impotencia de aquella persona que no
sólo es oprimida, sino que también es silenciada. Quizás llegues a casa y
llores en tus rodillas. Quizás no sólo por ti, si no por todes elles, que cada
día salen a la calle con la garganta palpitando y el puño apretado.
O quizás sonrías, porque esta será la última
vez. Porque el feminismo te ha empoderado. Porque sabes que eso es acoso, que
no se puede tolerar, y que no vas a permitir que nadie más tenga que ir por la
calle con miedo, no por culpa de esos gilipollas. Quizás sonrías pensando en
que algún día podrás salir a la calle con tu ropa, puesta para ti, para
gustarte, y no tener que escuchar a nadie. Caminar libre.
No somos objetos. Vamos a enfrentarnos, no vamos a callar.
BASTA DE ACOSO CALLEJERO.
Cohen
Bueno, vale, pues me has hecho llorar. Es... Simplemente grandísima la entrada. Gracias por escribirla.
ResponderEliminarGracias a ti por compartir la lucha :)
EliminarSois unas pedazo de escritoras, ¡continuad así!
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